sábado, 7 de enero de 2012

Mi 2011

2011

Recibí el año con mucha calma, preparada y con los brazos abiertos a lo que me deparara el 2011, fue un año con muchos cambios y sorpresas. Los mismos propósitos incumplibles de hacer ejercicio, comer más sano y vigilar más mi salud, que siguen siendo los mismos ahora en 2012. Recibí casi inmediatamente la visita del amor, riesgo que estuve dispuesta a tomar tras casi un año de haber terminado una relación, me encontraba bien y lista para experimentar cosas nuevas, fueron 4 meses felices dónde aprendí que las inseguridades no te llevan a ningún lado,  nadie es indispensable y tener una relación no tiene porque significar renuncias, por lo menos a mis en ese entonces 19 años. El final llegó y dolió como es normal, pero nadie se ha muerto de amor, lo que también me enseñó que los finales cobardes son los peores. 


Estaba a mitad de 2do semestre de la que dejaría de ser mi carrera, estudiaba nutrición y día a día trataba de convencerme que algún día, me iba a gustar, intenté.

Pararon dos meses más y llegó el momento de decidir si debía  aventurarme a tomar un curso distinto u optar por seguir dónde estaba, con la esperanza de tomarle gusto a la carrera y con la promesa de que iba a ser bien remunerada en un futuro. Desistí.
Como todo lo bueno que me ha pasado hasta ahora, fue una decisión de última hora y no planeada, tomé el camino incierto y decidí intentar seguir mi sueño de estudiar medicina, fueron los dos meses más angustiantes y de cierta manera negativos del año. Me convencí de mi incapacidad para realizar lo que quería y en lugar de proseguir con la carrera que estaba cursando, la detesté con cada día que pasaba. Mi deseo por entrar a estudiar medicina y el desagrado a seguir en la carrera actual iban en incremento de manera proporcional.

Fue una sorpresa para mí encontrarme en la lista de aceptados cuando los resultados fueron publicados. Fue sin duda, el momento más emocionante del año, lleno de emociones y a pesar de ser una persona emocionalmente distante, lloré. Porque la vida ahora tenía sentido ya no estaba en un lugar dónde no quería estar, haciendo algo que no quería hacer. Una vez mi papá me dijo: “Para encontrar tu vocación, debes encontrar el trabajo que harías sin recibir algo a cambio”. La medicina es algo que pagaría por hacer.
Mis vacaciones de verano fueron prácticamente nulas, hay un curso propedéutico que debí cumplir y casi inmediatamente entré a clases.
Puedo decir sin duda, que el primer semestre de mi nueva carrera fue el mejor, el peor, el más estresante, asfixiante,  duro y terriblemente feliz que me toparé en la vida. Parecerá broma, pero todo aquel que haya pasado por eso sabrá entenderme, la presión a la que estás sometido es inmedible, es agotante. Hubo ocasiones en que comer y dormir pasaron a ser cosas superfluas y aun así lo repetiría con un enorme gusto, porque nunca había aprendido tanto en la vida, ni conocido personas tan sabias y que me sirvieran de inspiración, se que conoceré más en el camino. Entre todo lo que aprendí en materia de medicina también ahora supe que no existe el tiempo libre, si no el tiempo desperdiciado.

Las ultimas semanas fueron fatales, durmiendo apenas de 2 a 4 horas por día, repitiendo continuamente: “No la voy a hacer” . Pero no fue imposible, lo logré y estoy a punto de entrar a mi segundo semestre que se ve más tranquilo a mi fortuna. Mis vacaciones ahora si fueron VACACIONES, no hice más que dormir y dormir, ahora si necesitaba recuperar fuerzas. Las fiestas pasaron sin infortunios. Creo que entre tanto examen olvidé mencionar mi cumpleaños, que en teoría así fue, también lo olvidé ese día, para mi buena suerte mi familia y personas que me quieren no lo olvidaron, lo celebré dormida.
Uno de mis más grandes propósitos en la vida es conocer lugares nuevos, el mundo es tan grande como para vivir en unos cuantos metros, creo que no soporto la idea de morir sin conocer otras culturas, sin realmente vivir, el único temor que acompaña mi carrera, es si lo lograré, si podré hacer las dos cosas con una carrera tan demandante. Ese es mi nuevo propósito, con 20 años, una mente abierta, grandes aspiraciones y sin ataduras espero lograrlo, se que encontraré la forma.

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar.” -  Antonio Machado